Se dice que en un rincón de la península yucateca, dos mujeres notables habitaban un pueblo, llevando consigo historias de amor, envidia, y un destino peculiar. Xtabay, la mujer generosa pero incapaz de fidelidad, y Utz-Colel, recta pero carente de compasión, se convirtieron en leyendas que perduran en el tejido cultural Maya.
Xtabay, a pesar de su defecto, irradiaba benevolencia. Se dedicaba a curar a los enfermos desamparados y cuidar de los animales abandonados.
Sin embargo, su corazón inconstante le valió la desaprobación de su pueblo. Utz-Colel, en cambio, destacaba por su rectitud, pero su falta de compasión la aislaba de los necesitados.
La historia toma un giro misterioso cuando Xtabay fallece, envuelta en un aroma embriagador a flores. En contraste, Utz-Colel, al morir, prometió un aroma aún más agradable. Pero, para sorpresa de todos, solo emanó un hedor putrefacto.
Así nacieron dos destinos opuestos: Xtabay se convirtió en la dulce flor Xtabentun, mientras que Utz-Colel se transformó en el cactus espinoso Tzacam.
La envidia y el deseo de Utz-Colel la llevaron a conjurar a los malos espíritus, permitiéndole regresar al mundo con la apariencia de Xtabay. Utz-Colel sólo consigue embrujar a los viajeros atrayéndolos con sus cantos y su belleza para darles muerte al desgarrarlos con las púas del Tzacam.
Siempre los espera al caer la tarde sentada bajo los árboles conocidos como Ceibas, árboles sagrados para los Mayas, junto a ellos crece la planta del Tzacam, el mismo lugar en donde son encontradas las víctimas de Utzl-Colel con el pecho desgarrado por sus punzones.
Así, entre la fragancia de Xtabentun y el peligroso encanto de Utz-Colel, el tren Maya se convierte en el portal a un mundo donde las leyendas Mayas cobran vida, recordándonos que detrás de cada flor y espina, se oculta una historia de amor y tragedia.
¿Te atreves a explorar estos misterios en tu viaje por la Ruta del Tren Maya, donde la magia y la realidad se funden en un abrazo ancestral?
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